Seguimos la senda culinaria que abrimos hace ya bastantes meses, acometiendo una nueva sesión que hoy ha reunido a un total de seis participantes, todos ellos con ganas de aportar ideas gastronómicas, trabajar de forma colectiva en la elaboración de un atractivo menú, y degustar los comestibles y los caldos en una mesa bien surtida y ornamentada.Podría parecer que los prolegómenos de la sesión dejan traslucir una parte de improvisación, pero nada está más alejado de la realidad. El camino que hoy hemos recorrido, con la idea final de llegar a cada cumbre de esta agradable travesía, tiene su inicio en un estudio más bien concienzudo de distintas alternativas, de dificultad más o menos valiente o asumible, que desemboca, de forma confiada, en la presentación de su resultado ante el resto de comensales, quienes emiten su estricta y objetiva valoración.
Aunque los ejercicios de calentamiento los realizamos en una taberna cercana, el itinerario oficial se inició con Esteban al frente, quien ofreció un aperitivo marchoso a base de tortilla “oxigenada” al estilo Chavalín, elaborada con patatas envasadas al jamón. Las ganas con las que hemos llegado a este primer recorrido han pasado por alto esta circunstancia, llevándonos a la ladera de la comida con gran entusiasmo. Efectivamente, este preámbulo nos ha preparado perfectamente para afrontar la primera cima importante del día, en la que también Esteban se ha concentrado en guiarnos a través de un puding de marisco “bolbatido”. La ascensión ha sido bastante larga, ya que la abundancia de ingredientes así lo exigía. La ayuda de Aitor y Manolo han sido bastones significativos en la consecución de esta cumbre. Finalmente, y aunque Esteban ha insistido en afirmar que el buzón no estaba en perfectas condiciones, lo cierto es que el gusto que contenía, nos ha hecho saborear y disfrutar de una exquisita y suave combinación de sus componentes.
La segunda cumbre ha estado pilotada por Txomin. Según sus propias manifestaciones, la semana pasada ya había realizado la misma ascensión para verificar la dificultad de esta meta, lo que le ha llevado a abordar la cita con una aparente confortabilidad. Se trataba de un bacalao a la llauna con tropiezos, con un recorrido de elaboración muy corta, aunque con un resultado aceptable, a juicio de los presentes.
Finalmente, nos hemos centrado en la tercera y última ascensión del día, en la que Rafa nos ha guiado a través de una espumarola de plátano canario con canela a voluntad, que ha ayudado a la asimilación de las dos cumbres anteriores. La canela ha sido el único ingrediente en el que no han querido participar todos los comensales, quizás por su fama de componente afrodisíaco.
Los bidones utilizados para refrescar las gargantas durante la marcha y para reponer los líquidos perdidos en el esfuerzo, se han rellenado con bastante frecuencia con vinos blanco, tinto y rosado, así como con los tradicionales licores, que también han facilitado la representación del recogimiento de los cofrades ante la Semana Santa.
Como es habitual, después de la travesía ha llegado el momento de recoger todo el material utilizado en el recorrido, acto en el que se ha empeñado en intervenir Pedro, dirigiendo la acción con la inestimable ayuda de otros caminantes.
