27 abr 2012

SESION CULINARIA


Un plato vacío colocado inicialmente sobre la mesa que luego va a servir de ornamentado mueble culinario, representa la situación inicial de las habituales clases de cocina como la de hoy. El reto está, como siempre, en llenarlo de alimentos que cumplan las expectativas de los alumnos, tanto de los que han contribuido a su elaboración, como de los que son meros espectadores de la manipulación de los ingredientes. Sin embargo, ninguna de las dos posiciones interfiere en el punto apoteósico de la jornada, que se refleja simbólicamente en lo que podría definirse como comer del mismo plato en reunión compartida.
Ninguno de los habituales a estas sesiones ha querido ser plato de segunda mesa, por lo que su presencia en el lugar de operaciones ha sido eficazmente resuelta por todos en tiempo y forma.

Como ya viene siendo habitual, empezamos la lección con un sencillo aperitivo, que esta vez ha  corrido a cargo de Aitor. Los ingredientes aportados han configurado un agradable entrante que bajo el título de “pastel de gambas y langostinos”, ha conseguido editar un alegre elepé que se ha posado en el plato del tocadiscos gastronómico y ha sonado perfectamente en los deseosos gaznates de los comensales.

El primer plato también ha estado dirigido por Aitor, que se ha centrado en la elaboración de una esforzada “crema de calabaza a lo “pobrenzal”. El resultado ha servido para hacer girar el plato de la bici que mueve nuestros jugos gástricos, impulsando activamente la rueda dentada de nuestras ansiosas bocas. Lógicamente, se ha servido en plato hondo sopero.

Bajo el título de “petxugas de pollo al cava, con toque chavalín”, Esteban ha liderado el plato fuerte de la jornada. Desde el principio de la mañana se ha puesto la gorra de plato para conducirnos en su vehículo gastronómico hacia un destino que hemos intuido como perfecto incluso antes de su terminación.  De su solvencia, baste decir que todos nos apuntamos a disfrutar dos viajes de las sabrosas “petxugas”.


Finalmente, Rafa ha hecho honor a su ganado título de repostero, ofreciéndonos un tiro al plato aparentemente improvisado sobre el objetivo de un “bizcocho al txocolate con ráfa…gas de licor”. Sin embargo, y aunque la acción del microondas haya sorprendido hasta el propio autor, quedaba patente que su elaboración tenía en la base un concienzudo estudio. 

Como suele ser habitual, la mesa también ha sido decorada en esta ocasión por Rafa, colocando todos los elementos de tal manera que la evaluación de los participantes ha coincidido en reconocer que, otra vez, esta parte de la clase ha vuelto a inclinar a su favor el plato de la balanza de las puntuaciones del ámbito decorativo.

Quienes en esta ocasión no han roto un plato en el campo estricto de la actividad culinaria, han sido los otros tres miembros del grupo quienes, sin embargo, han aportado el reconocimiento y agradecimiento a los mencionados cocineros en contraprestación por su hábil gestión cerca de los fuegos y horno de la cocina.

Aunque todo el mundo reconoce que no es un plato de buen gusto para nadie, los platos rotos de la “fregadina” han sido distribuidos racionalmente entre los presentes.

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